El 15% de las mujeres con piel sensible, y el 11% de los hombres relacionan la irritación de la piel con el uso de cosméticos.
Puesto que la piel sensible es un mal que aqueja a muchas de nuestros «lunátic@s» (en casa también hemos sufrido sus consecuencias), comparto aquí algunos de los puntos esenciales para comprender mejor esta dolencia. Los he extraído de un estudio que me ha parecido muy interesante, y que podéis leer completo en el apartado de «fuentes bibliográficas).
En España, más de 11 millones de personas aseguraron, ya en 2011, tener piel sensible o muy sensible (35,4% de las mujeres encuestadas, frente al 27,9% de los encuestados).
El término «piel sensible» está asociado a la aparición de varios factores que la definen:
1- Factores intrínsecos de la piel:
- Piel seca con bajo contenido en grasas, que carece de barrera protectora.
- Hiperreacción de los capilares de la piel.
- Aumento de penetración de productos solubles en agua.
- Reducción de respuesta a elementos alcalinos(PH por encima de 7).
- Mayor estimulación sensorial.
Así mismo, se observa una mayor incidencia de estos factores entre personas del Fototipo I; es decir piel muy blanca, acompañada de ojos claros.
Otro factor que, como siempre, no se menciona habitualmente es ese término tabú, aparentemente inexistente hasta la fecha: la menopausia (este apartado merece un post aparte). La falta de estrógenos puede conllevar sequedad de la piel, asociada a otras dolencias.
2- Factores asociados a la denominada «piel sensible»:
Muchas veces, la aparición de estos síntomas, está asociada a la existencia de una enfermedad:
- Acné
- Eccema de contacto
- Psoriasis
- Rosácea
- Dermatitis atópica
- Dermatitis seborréica
- Vitíligo
Muchos dermatólogos recomiendan el uso de aguas termales (además de otros ingredientes que hemos tenido en cuenta) para el cuidado de la piel sensible.