Existen diferentes hongos que atacan a los pies causando picores, sudoración excesiva y mal olor en los pies.
¡Cómo se echa de menos caminar descalza por un prado!¡O en la cálida arena de la playa!
Desgraciadamente, nuestros pies sufren la presión constante de zapatos y botas que, en muchos casos , están hechos de materiales impermeables, que impiden la entrada de humedad; ¡y también la salida! Nuestros pies se «cuecen» entre calcetines de fibras sintéticas que impiden una correcta ventilación y transpiración.
Los pies, el extremo más alejado del cerebro, y a donde tarda más en llegar la circulación; es una de las partes que menos cuidado recibe de nuestro cuerpo.Sin embargo, tiene gran cantidad de terminaciones nerviosas que los conectan a los principales órganos vitales. En esto se basa la reflexoterapia. Pero este tema merece un post aparte.
Hoy vamos a centrarnos en los hongos de los pies.
- En la ducha, aplica contrastes de agua fría y caliente para activar la circulación.
- Higiene de los pies: Utiliza un jabón natural para lavarlos. El jabón natural es alcalino, y combate la proliferación de los hongos Trichophyton y Epidermophyton; principales causantes del «pie de atleta». Una vez lavados, seca muy bien entre los dedos y aplica entre ellos unas 3 ó 4 gotas de aceite esencial de árbol de té. También en las uñas.Rocía los pies después con nuestra agua termal, y déjalos secar antes de ponerte los calcetines.
- Utiliza calcetines de algodón. Huye de las fibras sintéticas. Activa tu circulación haciendo ejercicio y combatirás el frío en los pies de forma natural.
- Procura llevar siempre calzado seco , que no sea excesivamente apretado para facilitar la circulación. Aplica cada noche nuestro «Rocío de Luna» sobre el calzado. Este remedio está especialmente indicado para el calzado deportivo.
- Si quieres darles un buen respiro, por la noche, prepara un barreño con agua caliente, añade dos bolsitas de manzanilla, 5 gotas de aceite esencial de romero o lavanda, y un puñado de sal marina. Sumérgelos durante un cuarto de hora. Sécalos bien y aplica luego un masaje relajante, con aceite esencial.
Y una última recomendación: aprende a sentir con los pies. No pierdas la ocasión de caminar descalza por un prado, una playa, o sobre el musgo, en una piedra del río. Baña tus pies en un arroyo y siente la circulación; en lacama, acaricia los pies de tu pareja con los tuyos…
¡SIENTE LOS PIES!
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